9 de octubre de 2011

Cambios

He cambiado.

Mientras que antes prefería pasar el día durmiendo, ahora quiero pasarlo haciendo todo tipo de cosas. Intento ocupar todo el tiempo viendo series, escuchando grupos de música que no conocía, estilos diferentes, coser, dibujar, hacer mis tareas lo mejor posible, estudiar…

Ahora me levanto y, aunque al principio me siento cansada, en seguida me pongo en marcha. Mientras que antes podía pasarme horas enteras de morros, ahora sonrío y sigo adelante como si nada sucediese.

Sólo quiero reír, divertirme y luchar por todo aquello que quiero conseguir.

No quiero lamentarme más. Estoy cansada de pensar que soy una molestia para todos. Estoy cansada de pensar que no sirvo para nada.
¿Cuánto daño habré hecho a la gente con esta actitud? Pero, lo más importante, ¿cuánto daño me habré hecho a mi misma martirizándome de esta manera?

Estoy cambiando.

Por fin, me he dado cuenta de lo que realmente debo hacer. Pensar en el pasado y aprender de él está bien. Cometer errores tampoco es malo. Es bueno saber enmendarlos y no quedarse atrás.

Digo todas estas cosas, pero en realidad construyo cada vez un muro más y más grande, más ancho y más fuerte para protegerme de esta soledad.
¿Cómo me verá la gente? Ojalá pudiesen mirarme y pensar que estoy bien. Eso haría que no me preocupase de mi misma y me hiciese pensar que realmente estoy bien. Me daría seguridad.
Sin embargo, cuando me miro solo puedo ver a una niña que, temblando, llora, solloza y gimotea, sacando la tristeza de la única forma que lo sabe hacer.

Quiero decirle “niña, no estás sola”, pero ¿cómo puedes decirle a alguien algo que realmente no crees? Afortunadamente, la familia y los amigos están ahí. Pero sé a lo que se refiere cuando dice que “se siente sola”.

Siempre fue tras los demás buscando un poco de amor. Hizo lo que pudo y aún así no lo consiguió. Quizá fue porque nunca se abrió suficiente a los demás, pero ahora, finalmente, lo entendió. Ahora que lo sabe, sólo tiene que cambiar y esperar.

Será difícil. Será doloroso. Pero, niña, aguanta. Se fuerte y no llores.
Tarde o temprano te vendrá a buscar.

Cambiaré. Esperaré.

2 de febrero de 2011

Inicios en el coreano

¡Saludos a todos!

Después de un mes, vengo con noticias frescas sobre mi ya no tan rutinaria vida.
Como ya dije en mi primera entrada, en estos momentos estudio un ciclo de grado superior de Educación Infantil. Así pues, dedico mis mañanas a asistir a clase (o, dicho de una manera más peculiar y graciosa, a no quedarme dormida y llegar a tiempo) y las tardes a cosas varias como pasar apuntes, jugar a FF XIII en mi nueva PS3, dar clases de matemáticas a mi prima, hacer trabajos… entre otras cosas.

Eso es, en resumen, a lo que me dedico a diario. Sin embargo, desde hace ya unos meses me planteé estudiar un idioma. Siempre quise mejorar mi inglés o estudiar japonés (sueño de muchos, al igual que ir a Japón) y, por eso, envié la preinscripción en septiembre para entrar en la E.O.I. (Escuela Oficial de Idiomas). Este era el camino más corto y a la vez el más barato, pero no conseguí entrar, así que decidí llenar mis tardes con otras cosas y dedicarme al módulo 100%. Podría haberme apuntado a una academia para estudiar estos idiomas, pero decidí descartar la idea porque eran demasiado caras.

Al principio la rutina no iba mal, pero aún así seguía teniendo un vacio que no se acababa de llenar.

Dicho esto, rememoraré lo sucedido hace aproximadamente un año:
Mireia, amiga mía desde mis once años, me pasó un video musical de Brown Eyed Girls. Unas coreanas muy monas cuyas canciones me gustaron mucho. A raíz de ahí, viendo que el grupo coreano me gustó bastante, me fue informando y pasando más canciones de otros grupos como Epik High y Big Bang. Por mi parte también fui indagando y encontrando otros grupos como SNSD (o Girl’s Generation), Super Junior, 4Minute, SHINee y los descubiertos en los últimos meses MBLAQ, Teen Top y Co-Ed School.
Podría decir, pues, que la música coreana me gusta mucho más que la japonesa por el simple hecho de que el género musical que más me gusta es el pop-techno (más techno que pop). Eso no quiere decir que desprecie otros géneros musicales como el Rock, Instrumentales, entre otros, ni mucho menos. Simplemente, soy más cañera y éste es, lo que se diría, mi preferido.
A partir de eso un día decidí leer alguna letra de alguna canción coreana… y fue entonces cuando “flipé en colores” que se suele decir.
¿Por qué? Diréis. Pues porque lo que oís no tiene nada que ver con lo que leéis.
Al contrario que con el japonés, la pronunciación es bastante distinta. Podríamos decir que se asemeja al inglés, pero más complicado aún. Además, el simple hecho de entonar de una u otra manera puede cambiar las palabras completamente.

En resumidas cuentas, empecé a interesarme por este idioma por dos motivos:
En primer lugar, por la música y, en segundo lugar, por su complicada pronunciación.
El segundo es más importante que el primero, aunque el primero fue el que me motivó. El hecho de que no supiese pronunciar era un factor clave que no me permitía estudiar por mi sola el idioma (ya que estudiar la gramática o vocabulario es “medianamente” fácil, pero, en cambio, con la expresión oral no hay tu tía).

Tiempo después, hablando con Joan (otro amigo mío de hace años), me comentó que había estudiado coreano e incluso que había ido a corea.

Con todas estas cosas, mi interés llegó al grado máximo y le pregunté dónde podía estudiar el idioma. De ahí surgió una oferta inigualable y maravillosa: estudiar coreano los sábados por la mañana, de 10 a 13.30 aproximadamente, con descansos incluidos, por 35€ al mes. Además, el colegio donde se enseña dicho idioma está plagado de coreanos y coreanas o mestizos de todas las edades (niños y niñas, de 5 a 10 años, de 15 o 16, y los profesores o adultos que pululan por ahí que tendrán unos 30). O sea, una ganga. Un regalo.

Y eso es lo que hago cada sábado y cuando tengo tiempo entre semana: estudiar coreano.
Poco a poco iré informándome de cosas culturales y gastronómicas, pero ahora os dejo mis primeras fotocopias de mi primera clase:



Esto no creo ni que llegue a ser la base de la lengua coreana, pero por algo se empieza.

La primera hoja son las vocales (a, ya, o, yo, o, yo –hay dos o’s-, u, yu, y dos i’es que se pronuncian diferente). Faltan las e’s – ye’s, que se consideran diptongos.
La siguiente fotocopia son las consonantes, las que en un mismo símbolo pueden ser G o K (en coreano no sería ni una ni otra, sino el intermedio), R o L, P o B, T o D, N, S, J, CH, etc. (no están en orden) y hay de tres tipos: las normales, las aspiradas y las dobles.
La última fotocopia son diferentes combinaciones de vocales con consonantes.

¿¡Qué os parece?!
A mí me encanta. Puede que vosotros lo veáis una chorrada o, como dice mi padre, de poca o nula utilidad. Sin embargo, opino que todos los idiomas pueden ser útiles en algo. Aún con todo esto, lo más importante es que te guste y tengas ganas para aprenderlo. Imponerte algo tan importante como aprender no sirve de nada.

Con esto ya tengo para llenar mi vacío mental. Y la verdad es que me va muy bien, más sabiendo que en un futuro, esperemos no muy lejano, podré hablar mínimamente con algún coreano/a.

¡Eso es todo!
Lo dejo por hoy, que entre unas cosas y otras no he estudiado nada para el examen de mañana.

Annyeong~!

10 de enero de 2011

Yaoi

¡Saludos de nuevo a todos los visitantes de este blog!

Antes de empezar con la nueva entrada, después de un tiempecillo sin escribir, quiero desearos un feliz 2011 y que todos vuestros propósitos, sueños o deseos se hagan realidad (o al menos, gran parte de ellos).

La entrada de hoy trata sobre un género de manga y/o anime que me gusta en especial: el Yaoi. Éste es la a representación romántica, artística o sexual del amor entre hombres. En el siguiente link podéis encontrar información básica sobre este género de forma clara y concisa:


Muchos piensan que el Yaoi equivale al Hentai, es decir, representación sexual entre hombres. Eso, sin embargo, es erróneo. El Yaoi puede dividirse en dos ramas principales que son, como se ve en el link, el Shonen-ai y el Yaoi en sí. El Shonen-ai se podría decir que equivale al Shojo y el Yaoi es lo que más se acerca al Hentai. A pesar de eso, la rama del Yaoi no tiene porqué representar escenas sexuales explícitas. Cuando hablamos de sexo explícito hablamos de lemon o hard-yaoi.

Personalmente, no sabría dar una explicación del por qué me gusta más este género que otros. Yo lo atribuyo a que me gustan los hombres y ver a dos hombres juntos “alegra la vista”, pero no por el contenido sexual. De hecho, en mis mangas preferidos  de éste género escasean escenas de ese tipo. Estos mangas son Tenohira no seiza y Harete bokutachi wa con su continuación Doki Doki Renai (son dos tomos, pero tienen diferente nombre). La foto de la derecha pertenece al primer tomo, Harete.

Hay diferentes cosas en las que me fijo para dar prioridad a este tipo de género: lo primero, como todo, es la imagen –el dibujo-. Si este no me gusta, lo más probable es que sea descartado. Autoras de las que me gusta mucho su dibujo son Nekota Yonezou, Yamamoto Kotetsuko (autora de Doki Doki), Masara Minase, Noboru Takatsuki, Hinako Tanaka, Fujiyama Hyouta y Yukine Honami (autora de Tenohira).
En lo segundo en lo que me fijo es en el argumento. Si este es interesante y el dibujo me gusta, tiene todos los puntos de que me lo lea. También puede pasar que el dibujo no sea muy atrayente pero aún así acabe leyéndolo, ya que, a veces, a medida que se dibujan y se editan los mangas, el dibujo mejora (un claro ejemplo es Let Dai, de Sooyeon Won).
Lo tercero que miro es el contenido sexual y eso, aparte de depender de mi estado de ánimo, depende mucho del dibujo y/o la censura. La mejor autora para mi gusto sobre este apartado es Nekota Yonezou: aparte de tener un dibujo atractivo, no escatima en detalles.

Una vez analizadas estas tres categorías, la autora que me gusta más es Yamamoto Kotetsuko: su dibujo es bueno, las tramas son atractivas y los personajes carismáticos y, por lo que se refiere al contenido sexual, no le falta pero no es lo principal y tampoco se pasa en detalle.

Esto es, a grandes trazos, de lo que os puedo informar sobre este género. Aquellos interesados siempre pueden buscar mangas relacionados con las autoras mencionadas y leer diferentes argumentos. La página principal de donde suelo leer de este género es http://www.ayaoi.com.ar, repleta de mangas traducidos al español (no latino), con buena calidad.

Para finalizar esta entrada, debo mencionar que, aparte de los mangas, también hay otras formas de leer sobre el género y son los conocidos fancines o fanfics. Estos son historias inventadas por fans, tanto originales como utilizando a personajes de mangas shojo, shonen u otros génereos, ya creados.

Para aquellos que tengan ganas de leer, les dejo el primer capítulo de dos historias que escribí:

1º Fic: Thomas Nagano es un estudiante universitario residente en Japón. Su padre, de origen estadounidense, fue trasladado por su empresa a tierras niponas. Allí conoció a su futura esposa y convivieron juntos en el país hasta el día de hoy.

Por otro lado, Matthews Parker es un estudiante inglés que ha decidido seguir sus estudios en Japón. Finalmente, después de realizar todo el papeleo, Mat es destinado a  la Universidad Kansai Gaidai, a medio camino entre Osaka y Kyoto. Allí vivirá en una residencia compartiendo habitación con su nuevo compañero Tom.

1.  El encuentro
Tom jugaba tranquila y despreocupadamente a su PSP mientras, de fondo, oía las noticias de la TV  hasta que picaron a la puerta. Asqueado, Tom se levantó de la cama y abrió la puerta sin preguntar siquiera quién era. Allí plantado delante de la puerta se encontró a un chico moreno y con gafas con dos maletas grandes a un lado y unos papeles en la mano.

- Hola, me llamo Matthews Parker y me han asignado una habitación en esta residencia con Nagano… Thomas. ¿Eres  tú?- no había mirado a los ojos del chico hasta que no terminó de echarle un vistazo a los documentos que tenía en la mano. Cuando lo miró, Tom estaba atónito en la entrada. ¿Qué habían asignado a un chico a compartir piso con él? Estaba seguro que eso no podía ser posible o de ser así le habrían informado…o quizá lo hicieron y lo había olvidado por completo o no prestó la suficiente atención mientras veía la TV o jugaba  a su PSP.

*¡Maldita sea! Debería prestar más atención cuando me informen de las cosas… Esto es horrible. Al estar acostumbrado a vivir solo tengo la habitación hecha un asco: latas vacías de cerveza y coca cola, boles de comida sucios, papeles arrugados y tirados por el suelo, montones de notas y hojas de apuntes por todos lados, ropa sucia y limpia saliendo por los cajones… ¿cómo voy a decirle que pase teniendo la habitación en este estado?*
- S-soy yo…encantado… (se queda en la puerta callado y parado, pensando qué hacer).
- ¿Puedo pasar? (arqueando una ceja). Si te he pillado en mal momento puedo esperarme dando una vuelta por la residencia, aunque preferiría dejar las maletas dentro antes que ir cargándolas más tiempo.
* Vaya, un tipo amable. Me ha salvado*
- Si no te importa… Lo siento mucho, de verdad. Debes estar agotado después de venir hasta aquí. Dame diez minutos. Te dejaré las maletas a un lado, prometo no tocar nada.
- (Sonrisa) Tranquilo, no importa. Vendré dentro de unos diez minutos y aprovecharé para ver esto un poco. Hasta ahora.

El chico se marchó bajando las escaleras y con los papeles en la mano. Tom entró las maletas y empezó a ordenarlo todo lo más rápido posible: Metió todas las latas en una bolsa de basura grande, llevó todos los platos sucios al fregadero, recogió los apuntes del suelo y los dejo medio ordenas sobre el escritorio, dobló la ropa y la dejó bien metida en los cajones y finalmente abrió el balcón para que el cuarto se ventilase un poco. A los cinco minutos llamaron de nuevo a la puerta y Tom apagó la TV y abrió.
-  Hola. Me he pasado un poco de los diez minutos. La verdad es que la residencia está muy bien. ¿Puedo pasar?
- Siento haberte hecho esperar (dejándole entrar y cerrando la puerta). Como he estado viviendo solo lo tenía todo hecho un asco y tampoco quería dejarte pasar a tu nueva casa viéndola en tan malas condiciones…Mira, esa puerta de al lado de la cama da al lavabo. No tenemos ducha en la habitación, son comunitarias. Es un poco fastidioso pero te acabas acostumbrando. Y la puerta de más adelante da a la cocina. Tiene cuatro cosas, lo esencial: una nevera, unos fogones, un horno y un microondas. La ropa se lava en la lavandería, también es comunitaria. Debes llevarte un detergente, pero no te preocupes, yo te dejo el mío. Y… si tienes alguna pregunta…
Los dos acabaron en el balcón observando las vistas, las cuales daban directamente a un parque con árboles y bancos. A lo lejos se veía la universidad.
- ¿De dónde vienes? – Preguntó Tom.
- Vengo de Londres, Gran Bretaña.
- Eso está bastante lejos, ¿eh? … ¿Que te ha traído hasta aquí? (mirándolo de reojo).
-  Siempre he querido independizarme. A parte de eso he estado interesado en las tradiciones, gastronomía y demás del país. ¿Tú eres de aquí? Al leer tu nombre y apellidos no supe que pensar (sonrisa).
- Er…(desconcertado por la sonrisa) sí, soy de aquí. Mi madre es japonesa, pero mi padre es americano. La empresa lo trasladó aquí y entonces conoció a mi madre, ya sabes. Mi padre ha hecho varios viajes de vuelta a Estados Unidos, pero mi madre y yo nos hemos quedado aquí.
- Ya veo.
Se quedaron un rato allí hasta que Tom decidió entrar y volver a su partida de PSP.
* Quizá soy yo…pero creo que no ha parado de sonreírme en todo el rato. Quizá está contento de estar aquí. Quizá era el sueño de su vida…¿o quizá se ha dado cuenta de que soy homosexual? Nah, no creo… desde que me di cuenta de que me gustaban los chicos no me he relacionado mucho con la gente, así, a parte, evitaba ser rechazado por si se daban cuenta y pasar un mal rato. Aunque…¿cómo debe darse cuenta la gente de que eres gay?¿Tenemos un letrero en la frente que lo pone? Quizá son paranoias mías… ¿O es la ropa? (se mira a sí mismo como si se hubiese manchado la camiseta). Por otro lado él es bastante atractivo… por no decir que nada más llegar ha sido más amable de lo que yo lo he sido con él…dejándole sin entrar su primer día de estancia aquí (suspiro).
- ¿Te pasa algo?- preguntó Mat, que estaba deshaciendo sus maletas.
-Oh…N-No nada…es que no consigo pasarme esta partida. *¡Dios! No sé si es que he suspirado demasiado fuerte o es que es muy atento*
- Ah, ya. Hace tiempo que no juego a videoconsolas. ¿Te importa que ponga mi ropa junto a la tuya? De momento no lo voy a sacar todo de la maleta, pero es para tener algo a mano.
- Claro, como quieras.
Y así, entre partidas de PSP, charlas espontáneas sobre la comida, la cena y algunos hobbies pasaron los días hasta que los chicos se fueron conociendo.


2º Fic: Narra la historia de un chico, Iván, el cual descubre su orientación sexual mediante un sueño erótico.

Capítulo 1.

Aquella mañana desperté abriendo los ojos de par en par. No podía creer lo que había soñado. Ni siquiera podía creer  la reacción de mi cuerpo ante aquel sueño. Es más, me negué a ello. Aquel día, y durante varias semanas, meses, le di muchas vueltas al tema (y al sueño) hasta que decidí olvidarlo y apartarlo de mi mente como si no hubiese ocurrido nada. Pero volvió a ocurrir. Otro sueño. Otro hombre. Otro sueño húmedo. Sí. Definitivamente, aunque intente apartarlo de mi mente, aunque intente no recordarlo, mi cuerpo no ha querido olvidarlo. Reacciona ante su voz. Reacciona ante su olor. Reacciona ante sus movimientos, ante sus ojos, ante su sonrisa, ante sus besos, ante su cuerpo… Reacciona… ante un hombre.

Nunca me planteé salir con nadie. Para mi estar con alguien era algo serio. Si me gustase alguien, si me enamorase, le daría todo lo que tuviese. Le querría más que a nadie y querría estar siempre con esa persona. Así, pues, nunca me lancé a declararme a una chica aunque pensase que me gustase físicamente. Pero, ahora, después de pensar y pensar… creo que nunca me lancé a declarar mis sentimientos a una chica porque, realmente, nunca me atrajo su físico. He tenido y tengo amigas, pero por muy bien que me caigan sólo puedo rechazarlas. Incluso las que se me declararon tuve que rechazarlas debido a que no quería pasar una simple noche de pasión (y creedme, a más de una se le notaba que sólo quería eso…).

Cuando supe que era gay, dejé de ir al gimnasio. Resultaba demasiado incomodo ver a hombres desnudos o semidesnudos en el vestuario y tener una erección bajo los tejanos. Después de aquello, creo que me volví un poco antisocial. No soy el tipo de persona que le va contando lo que siente a sus amigos. Soy más de los reservados. De los que sufren y lloran solos. A veces lo pienso y creo que es algo deprimente, pero el hecho es que si no lo cuentas, estás seguro de que no te van a rechazar y tampoco vas a tener que depender de esa persona cada vez que quieras desahogarte. La gente ya tiene sus propios problemas y preocupaciones como para que encima tú le añadas los tuyos a su vida.

Desde entonces, he asumido el hecho de ser gay, pero… Llega un momento en el que necesitas estar con alguien. El momento en que empiezas a plantearte buscar al amor de tu vida. El momento en que piensas que, si no te das prisa, se te va a pasar el arroz y luego será demasiado tarde para todo.  Tenía un problema serio. No tenía la suficiente confianza con mis amigos y amigas como para decirles mi orientación sexual. No conocía a nadie (o al menos no lo había notado) que fuese “igual” que yo. Así que opté por una vía algo poco fiable pero que me sería de ayuda: Internet.

En internet hay billones y trillones da páginas donde puedes conocer a gente: foros, chats on-line,  blogs y un largo etcétera. También hay páginas porno, pero en esas ya ni entré porque ni me interesa el cybersexo ni una relación basada en el sexo. Así que entre todo ese trillón de páginas decidí meterme en las de chats, pero no chats cualquiera. No. Chats de homosexuales, porque también se han encargado de crear espacios como esos, donde todos los que seamos de esa especie podemos entrar y relacionarnos, como si fuésemos animales. Por si no se ha notado, estoy siendo algo sarcástico, porque no es que me guste entrar en un chat para hablar con hombres que son gays y que piensen que lo que quiero es salir con alguno de los cientos que hay por ahí metidos. Lo único que me gustaría es entablar conversación con algún hombre y confesarle despreocupadamente como me siento. Confesarle que soy gay desde hace apenas un año, que he guardado este secreto en el fondo de mis entrañas hasta hoy, que soy inexperto pero tengo sueños eróticos que me hacen perder la cabeza… Que quiero enamorarme, como cualquier otro heterosexual, y compartir mi vida con un hombre. Hacer feliz a ese hombre y que él haga lo mismo conmigo. Que nos respetemos, que nos queramos, que compartamos gustos, que discutamos sobre tonterías como cualquier otra pareja.

Me pasé varias semanas chateando con chicos, mayores y menores que yo. Algunos querían sexo. Otros querían jugar on-line a un billar y quizá cambiar de juego al poco tiempo para jugar a otro más subido de tono. Así pasaron las semanas y sólo hablé con un par de chicos a los que no les interesaba, al menos de momento, tener sexo con un desconocido. Pero no me convencieron. Por su forma de hablar, por sus gustos, no eran de mi tipo. Ya estaba a punto de de desistir y de dejarlo todo por perdido cuando un chico me invitó a una sala privada a la que acepté entrar por simple aburrimiento.
- Hola.
- Buenas.

Podéis pensar que para empezar un “hola” es algo normal. Pero no. Normalmente todos saludan con un “hola, guapo” “hola, cariño” “¿qué tal, encanto?” o un “hola, ¿Qué tal?”. Pero un simple “hola” para mí, después de semanas, es algo extraño y me resulta algo desconcertante. Lo peor es que no puedes verle la cara a esa persona así que podía pensar diferentes cosas: 1º el chico está nervioso, 2º no tiene un buen día, 3º es tímido, 4º…

- Es la primera vez que entro en un sitio como este así que espero no parecer un tonto o ser muy pesado.

Ahí estaba la respuesta. Uno nuevo. Curioso. Realmente yo no es que fuese muy experimentado en los chats, pero no hubiese podido decir eso la primera vez que conversaba con alguien.

- No te preocupes, yo llevo por aquí unas semanas. Bienvenido al club de los locos (por aquí he visto unos cuantos chalados y desesperados).
- Jaja. Encantado, me llamo Jorge.
- Yo Iván. ¿Qué tal te va?
- Pues bueno, acabo de salir del armario y se lo estoy contando a un desconocido, así que…estoy algo nervioso.
- Te entiendo. Pues lo mejor para conocernos no es el sexo, como dirían algunos por ahí. Hace poco que también he salido del armario y llevo un año sabiéndolo. Por cierto, tengo diecinueve años, ¿y tú?
- También diecinueve.  ¿Cómo has podido aguantar un año sin contárselo a nadie? Yo me hubiera vuelto loco.
- ¿Cuánto has tardado tú en darte cuenta que eras gay y estar seguro de ello?
- Llevo…tres meses.

¿Tres meses? Aquello me pareció realmente poco, comparado con lo mío, claro. Aquel tipo debía estar muy seguro de sí mismo.

- No quiero ser entrometido pero, ¿cómo puedes estar tan seguro de que eres gay con tan solo haberlo pensado durante tres meses? Bueno, es que yo me he tirado un año pensando, ¿sabes? Me parece algo sorprendente.
- Bueno…un compañero de la universidad me confesó que yo le gustaba. Yo ya había tenido un par de novias antes y había tenido relaciones sexuales con ellas así que estaba convencido de que era heterosexual. Bueno, eso es algo que piensas desde que naces, ¿no? Uno no se plantea lo que es hasta que no le sucede algo que le hace pensárselo. Y a mí me pasó eso, mi amigo se me confesó y bueno…él me atraía, pero yo no sabía que podía significar eso. En ese momento no le di una respuesta clara. Me lo pensé mucho hasta que pensé que era bisexual. Se lo conté a mi amigo y él me dijo…

Esperé unos segundos, pero Jorge seguía sin decir nada. No quería presionarle pero estaba algo inquieto. ¿Se le habría ido la conexión?

- ¿Jorge? ¿Estás ahí? ¿Estás bien?
- Sí. Estoy aquí. Perdona.
- Tranquilo. Pensé que se te había ido la conexión y me había quedado algo intrigado. Si estás incómodo no hace falta que sigas. No estás obligado, es tu vida. Ya sabes.
- No. Estoy bien. Bueno… él me dijo que podíamos probar a salir juntos. Que si estaba incómodo podríamos dejarlo. Que no haría nada que no quisiese. Fue muy amable conmigo.
Desde entonces han pasado tres meses. Él y yo lo dejamos, pero no porque yo quisiese, sino porque él decidió buscarse a otro.  Pensé que lo de entonces fue sólo un instinto, que necesitaba un cambió. Lo pensé y lo pensé. Le di mil vueltas. Pero sé que no fue eso. Pasé las mejores semanas de mi vida siendo la pareja de un hombre. Estando con él me sentía agusto. Podía expresarme sin tapujos. Con las chicas era de otra manera. Me costaba relacionarme y físicamente atraer me atraían pocas. Incluso cuando salí con aquellas dos chicas me pareció forzado comparándolo con cuando estuve con mi amigo. Todo era muy diferente. Y es por eso que hoy…después de tres meses de pensarlo y haberlo experimentado le estoy confesando eso a un desconocido y le estoy comiendo la cabeza con algo que le trae sin cuidado.

- Te equivocas, Jorge. Los que me traen sin cuidado son esos que buscan un polvo y se acabó. Eres el primero que me habla seriamente sobre esto. Has tenido el valor de contarme esto a mí, a un simple desconocido. Yo me di cuenta de que era gay con un sueño húmedo. Así sin más, de la noche a la mañana. Así que tuve que pensarlo más que tú. Estuve un año reflexionando sobre eso pero nunca experimenté nada con nadie. No tuve las agallas que tú has tenido. Siento que tu relación con ese chico no hubiese ido a mejor, pero por lo menos ahora sabes quién eres, cómo eres y qué es lo que quieres. Te apoyo y te deseo lo mejor.
- Gracias, Iván. Hacía tres meses que no me sentía tan aliviado.
- Gracias a ti porque, y no te lo vas a creer, llevo aquí varias semanas pero no ha habido ni un solo tipo que me preguntase cosas sobre mi ni me contase sus cosas.
- Y luego dicen que las mujeres son unas guarras y varias barbaridades.

Y que lo digas, le dije. Después de contarnos un rato nuestras vidas y jugar un rato on-line para despejarnos, Jorge volvió a hablarme.

- Oye, Iván. ¿De dónde eres?
- De Barcelona, ¿y tú?
- Realmente el mundo debe ser un pañuelo. También soy de Barcelona.
- Pues mira tú que bien. Si quieres podemos quedar y vernos algún día de estos.

Y fue decirlo y estar concertando una cita para un par de semanas después. Nos dimos los números de móvil por si acaso no volvíamos a vernos por el chat y nos describimos un poco físicamente para hacernos una idea de cómo éramos. Una parte de mi estaba alegre y la otra, y más perceptible que la primera, estaba muerta de miedo.


Con esto, doy por finalizada la entrada de hoy.
¡Espero que os haya servido de algo y os hayan gustado las historias –de las cuales hay más capítulos- para aquellos que no las hayan leído!

Nos vemos en la próxima publicación.
¡Hasta más ver!

Tenohira No Seiza